La Dimensión Religiosa en la Educación de la República Dominicana
La promoción de valores espirituales en las personas y la comunidad,
es fundamental para conformar los principios y las formas de vivir de una
sociedad, los fenómenos religiosos han sido heredado a través del lenguaje a lo
largo de la historia; esto a dado origen a la religión como un elemento
fundamental de la cultura y las sociedades, tanto en la dominicana como en
otras parte del mundo en especial en América Latina.
En la educación dominicana la religión se inicia desde el
descubrimiento mismo de la isla de Santo Domingo (la Española), con la llegada
de los misioneros, los laicos y los dominicos. Los cuales impulsados por el
reino español y el orbe religioso católico, introdujeron en la cultura de la
isla los principios y fundamentos religiosos, dejando impregnados el credo
católico en la isla, ajeno a las creencias y la cultura indígena, con la
imposición del dios patriarcal, omnipotente.[1]
La importancia de la educación religiosa se vasa en la formación de
individuos autónomos, sociales y creativos, con valores morales capaces de convivir y compartir con
los demás. Tal como señaló el fenecido Papa Juan Pablo II
¨Es derecho inalienable de todo ser humano tener
una educación que responda a su cultura y a sus propias creencias y
tradiciones. En ello va incluida la concepción religiosa. La educación tiene el
deber de trasmitir conocimientos y facilitar que se inserten en una concepción
ética de la existencia¨ (cf. S.S. Juan Pablo II, A jóvenes e
intelectuales, Kinshasa, 4-5-80). Por tanto la educación es uno de los
derechos fundamentales de todos los seres humanos y en deber del Estado
concederla gratuitamente.
La religión en la educación forma parte del currículo de la nación
dominicana, establecida mediante la Ley General de Educación (Ley 66-97), en los
artículos siguientes:
ü Art. 22.- Los padres o los tutores tienen el derecho de que sus hijos
o pupilos reciban la educación moral y religiosa que esté de acuerdo con sus
propias convicciones.
ü Art. 23.- La enseñanza moral y religiosa se guiará con sujeción a los
preceptos constitucionales y a los tratados internacionales de los cuales el
Estado Dominicano es signatario.
ü Art. 24.- Las escuelas privadas podrán ofrecer formación religiosa y/o
moral, de acuerdo con su ideario pedagógico, respetando siempre la libertad de
conciencia y la esencia de la dominicanidad.
ü Art. 25.- Los alumnos de planteles públicos recibirán enseñanza
religiosa como se consigna en el currículo y en los Convenios Internacionales.
A tales fines y de acuerdo con las autoridades religiosas competentes se
elaborarán los programas que se aplicarán a los alumnos cuyos padres, o quienes
hacen sus veces, no pidan por escrito que sean exentos.
ü Art. 26.- El Consejo Nacional de Educación tendrá a su cargo
reglamentar todo lo relativo a la aplicación de estas disposiciones.
El Estado dominicano da libertad de culto a la sociedad, reconociendo
el derecho de cada ciudadano, de elegir a que religión o creencia pertenecer, o
de no pertenecer a ninguna. De modo que
se produzca un sano pluralismo y sea respetado el derecho inalienable de los
padres a elegir, en la formación de sus hijos e hijas.
¨La dimensión religiosa dignifica a la persona y crea una profunda
función crítica ante las propuestas con que suele aturdirnos la época actual,
en la que han sido desplazados los valores más profundos que conforman nuestra
identidad. Se los contradice abierta o subliminal mente con el peso de una
propaganda mediática que resulta abrumadora. Parece que se pretendiera impulsar
a la comunidad a obrar como si Dios no existiera.¨[2]
Documentos
consultados:
SOBRE LA DIMENSIÓN RELIGIOSA DE LA
EDUCACIÓN: http://www.revistacriterio.com.ar/iglesia/sobre-la-dimension-religiosa-de-la-educacion/
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